Otro año más hemos bajado a Marruecos a pistear, y de nuevo nos lo hemos pasado en grande y vuelto con cientos de anécdotas.
Pasa y disfruta de las fotos y de la película!
Pasa y disfruta de las fotos y de la película!
Este año hemos repetido los mismos que en el viaje del año pasado, aunque todos con motos distintas. Pero en esta ocasión se han unido un antiguo compañero de viaje y un primerizo en esto de "bajar al moro". Yo bajaba con la KTM 640 cuya preparación ya habéis podido ver en el blog
Nos hemos repartido en dos grupos, los que hacían puente el viernes se bajaban ese día hasta Almería por pistas, y los que teníamos que trabajar u obligaciones familiares salíamos de madrugada el sábado por autovía para juntarnos todos en el puerto y coger el barco a Nador de las 14:00 (160€ ida y vuelta una persona con una moto de 650cc).
Tenía muy mal recuerdo de un trayecto Melilla-Málaga que hice hace muchos años, y desde entonces siempre había cruzado a Marruecos por el camino más corto, desde Algeciras o Tarifa. Pero en esta ocasión la navegación ha resultado agradable, con un mar en calma total, unas cervezas, unas risas y alguna siesta para coger fuerzas.
Así que casi sin darnos cuenta llegamos a Nador de noche, y completamos las formalidades de aduana en el puerto bastante rápidamente.
Cruzamos Nador sin pararnos, fijándonos en posibles carteles anunciando campings, pero no hay ninguno, así que nos dirigimos al pueblo de Kariat Arkmane, al final de la Mar Chica, donde sabemos que existe un camping. Después de muchas vueltas logramos encontrarlo, pero resulta que está cerrado.
No pasa nada, es una buena ocasión para acampar en la playa. Además hay militares patrullando la zona, así que se presupone que es seguro.
Desde un cercano cuartel de Gendarmería nos proponen acampar delante del edificio para mayor seguridad, y tras una cena en un garito cercano, montamos el campamento para nuestra primera noche en Marruecos.
Amanecer en la playa.
En otros viajes a este país hemos acampado al menos la mitad de las noches, y lo hemos disfrutado con intensidad, por eso llevamos siempre todo el material de acampada.
Sin embargo en esta ocasión, solo utilizaremos el material esa primera noche, así que para un próximo viaje es posible que decidamos no cargar con tanto peso y volumen, ya que afecta bastante a la conducción offroad.
Al día siguiente empezamos a atacar las pistas, gracias a unos tracks facilitados por compañeros de foros.
Los primeros kilómetros son muy divertidos, y los paisajes de esta zona muy variados, pero pronto nos encontramos con un obstáculo. Hasta el día anterior han habido lluvias muy fuertes por todo el país, y un río que debíamos cruzar está crecido y es muy caudaloso.
Buscamos diversas maneras de cruzarlo, e investigamos su profundidad, pero el principal problema es la velocidad con la que baja el agua, que a punto está de llevarse al compañero Trisista hasta el cercano mar.
Perdemos mucho tiempo buscando alternativas para cruzar el río y seguir el track, pero todo es en vano, así que tomamos la decisión de seguir por carretera hasta Oujda para intentar recuperar algo de tiempo.
Tras comer en esta ciudad que hace frontera con Argelia, continuamos pisteando hacía el sur, y llegamos a las famosas vías de tren parcialmente abandonadas que unían ambos países hace unos años.
Las recientes lluvias han causado estragos, y aunque son pistas rápidas, nos encontramos de manera imprevista con profundas zanjas causadas por el agua, llevándonos más de un susto, y más de un tope de suspensiones para las "vacas".
Al estar húmedo, el terreno permite muy buena tracción, pero a veces también un barrillo superficial muy traicionero.
Algunos cauces están totalmente destrozados, con paredes verticales de más de dos metros, y en varias ocasiones tenemos que subirnos a la vía del tren para cruzar sus puentes.
Una de tantas estaciones abandonadas a lo largo de la ruta férrea.
Al realizar la pausa en la estación abandonada, Trisista nos comenta que nota algo raro en la estribera izquierda, y al echar un vistazo comprobamos que el soporte está totalmente rajado. Lo solucionamos provisionalmente con unas cuantas bridas gruesas.
A lo largo de la tarde nos toca realizar varios vadeos, aunque no muy complicados. Incluso nos desviamos de la ruta principal para coger otra en desuso por puro vicio. Esta no ha sido reparada en muchos años, y los puentes están totalmente abandonados.
Ha resultado ser un día muy divertido, en el que hemos podido catar todo tipo de terrenos, y pasar de zonas desérticas a otras anegadas.
Llegamos al atardecer a Ain Bni Mathar, un pequeño pueblo donde procedemos a repostar y alojarnos en un hotel en pleno centro, muy limpio y cuidado, por unos 80 Dh (aprox. 8€) por cabeza.
Cenamos un tayín de cordero en un restaurante cercano, y a dormir.
Al día siguiente pequeña revisión de las motos. Desmontamos la estribera de la Ténéré y se la llevamos a un cerrajero, que le realiza una soldadura impecable. No quiere cobrarnos, y tenemos que insistir mucho para que finalmente nos pida solo unos simbólicos 10 Dh (1€) para que le dejemos en paz.
Y con las mismas seguimos pisteando hacía el sur, aunque esta vez alejándonos un poco de la frontera.
De vez en cuando nos cruzamos con algún fuerte abandonado.
Pistear a buen ritmo con una trail de 200kgs cansa lo suyo.
El paisaje ya es marcadamente desértico, y algunos tienen sus primeras experiencias con las montañas de arena.
Y finalmente, después de sufrir una leve tormenta de arena, llegamos al pueblo de Tendrara, donde una serie de circunstancias nos obligaran a cambiar los planes.
Cuando llegamos al pueblo solo quedan un par de horas de luz en el mejor de los casos, ya que hemos perdido bastante tiempo con pequeños arreglos. Queremos repostar y continuar por pistas hacía las dunas del Chott Tigri, a pesar de que unos chicos madrileños que nos hemos ido cruzando durante todo el viaje nos comentan que probablemente la zona esté muy complicada por las lluvias. Queremos avanzar todo lo posible y dormir donde sea, pero resulta que de las dos gasolineras que hay en el pueblo, a una no le queda gasolina, y la otra tiene las bombas averiadas y no saben cuanto van a tardar en arreglarlas.
No nos queda la suficiente gasolina para llegar hasta Figuig por la pista del Chott Tigri, así que nuestro primer reflejo es acampar cerca de Tendrara, pero el viento cada vez es más fuerte y no conocemos esta zona para buscar refugio. Tampoco hay hotel en el pueblo.
Finalmente decidimos bajar hasta Bouarfa por carretera, 60kms más al sur. Una ciudad grande en la que suponemos que encontraremos de todo.
Logramos llegar con algún que otro trasvase de gasolina, y allí nos encontramos con la desagradable sorpresa que solo hay un hotel aceptable (por decir algo) que sale por unos 250Dh por cabeza. Nos recorremos otros cinco, y están llenos o son sencillamente repugnantes y más propios de una película de Indiana Jones por la cantidad de cucarachas que pisa uno al entrar.
Así que no nos queda más remedio que elegir el primero, que al menos tiene aparcamiento cerrado, y regatear a sabiendas que no tenemos otra opción. Lograremos un descuento con la táctica del "poli bueno, poli malo", que invertiremos en comprar lo necesario para hacernos unos bocadillos en la terraza del hotel, rematados con unos cubatas realizados gracias al "material" adquirido en el Duty free del barco.
Al día siguiente bajamos un poco por carretera y recuperamos la pista, aunque lamentablemente más abajo del Chott Tigri que teníamos muchas ganas de conocer. Tal vez en otro viaje.
La pista es rápida y divertida, y por una vez avanzamos a buen ritmo y sin contratiempos.
Llegamos a Figuig, un pueblo rodeado por territorio argelino. Por este motivo hay muchos controles policiales en los que hay que mostrar los pasaportes y rellenar fichas informativas.
Los gendarmes y policías siempre se muestran educados y amables, e incluso dan consejos y nos facilitan un número de teléfono al que llamar en caso de problema.
Después de comer seguimos la ruta hacía el oeste esta vez.
Es curioso ver a la salida de Figuig un pueblo grande en territorio argelino a menos de un par de kilómetros, y saber que a pesar de la escasa distancia están totalmente separados por las malas relaciones entre los dos países.
Siguen siendo pistas rápidas, pero hay que llevar mucho cuidado con las zanjas abiertas por las lluvias, sobre todo porque a estas horas el sol está bajo y lo tenemos de frente.
De hecho, los dos katemeros, que vamos abriendo pista, nos tragamos una de estas zanjas y salimos volando por las orejas.
El Manrique sufrirá fuerte dolor de muñecas durante el resto del viaje, con diagnostico de tendinitis a su regreso, y en mi caso solo algunos moratones y una maneta de freno rota, que lograremos solucionar transplantando una maneta de Transalp modificada.
El resultado hubiera sido peor en caso de haber caído una de las "vacas".
Hemos perdido mucho tiempo con la reparación de la maneta y algunos otros pequeños percances. La noche está cayendo, y a lo lejos vemos aproximarse una tormenta con rayos incluídos.
La mayor parte de los cauces habitualmente secos llevan agua.
Aún nos faltan unos cuantos kilómetros hasta la civilización.
Finalmente llegamos a Talsint, con la suerte de haber esquivado la tormenta por poco, y en la gasolinera donde repostamos un hombre nos ofrece su "maison d'hôtes", casa de huéspedes. El precio no es barato, pero tras la experiencia de Bouarfa y sabiendo que Talsint no es muy turístico, buscar hotel en el centro podría ser otra perdida de tiempo.
Regateamos hasta conseguir un precio muy bueno, unos 200Dh por cabeza, y seguimos el 4x4 del propietario hasta la casa.
Ha sido todo un acierto, se trata de un chalet reciente con parcela cerrada, y bonita decoración típica marroquí. Será la única vez en todo el viaje en la que cada uno tendremos nuestra habitación individual, muy amplias por cierto.
Compramos comida en el pueblo, y nos hacemos la cena en el gran salón de la casa con su posterior cubateo de sobremesa.
Al día siguiente, nos preparan un copioso desayuno incluído en el precio. Fantástico!
Hala, a pistear de nuevo!
Aquí ya nos encontramos con bastantes zonas de pequeñas dunas, pero sobre todo un anchísimo río de arena en el que los katemeros disfrutaremos mucho, pero los de las vacas sufrirán bastante.
De repente, catástrofe!, la Transalp empieza a chorrear agua por el radiador derecho.
Al parecer, uno de los plásticos lleva tiempo rozando una esquina del radiador y ha provocado un poro en el aluminio.
Con un pedazo de masilla reseca para soldadura en frío conseguimos hacer un apaño provisional, a ver lo que dura.
Llegamos a Erfoud, y aprovechamos para visitar el parque cerrado del Merzouga Rally en el hotel Xaluca, pero está prácticamente vacío ya que todos los pilotos se encuentran en una etapa maratón cerca de Merzouga y van a acampar fuera.
Para consolarnos, nos arreamos unas cervezas frías en la piscina del hotel y bajamos al pueblo. En la gasolinera, la Transalp vuelve a sufrir una pérdida de líquidos, así que iniciamos la operación de búsqueda de los componentes para reparar.
Logramos encontrar el producto para la reparación, y una vez solucionado el problema cogemos la pista que va de Erfoud a Merzouga, con frecuentes atajos campo a través para evitar la "tôle ondulée" de la pista principal.
Y por fin llegamos a nuestro alojamiento favorito en Merzouga, "Les portes du desert".
La idea es acampar en la zona que tienen detrás, como hemos hecho todas las veces anteriores, pero como somos clientes asiduos, nos dejan las habitaciones a muy buen precio con la cena y el desayuno incluídos.
Las habitaciones son estupendas, sobre todo la suite que nos dejan para tres personas, y la piscina muy refrescante.
Al día siguiente, XFree con su KLE 500, y yo con la 640, nos levantamos al alba para dunear con las motos viendo amanecer.
Noto que en esta ocasión la arena está mucho más blanda que en años anteriores. No supone ningún problema para la LC4, pero sospecho que los pilotos de las gordas van a sufrir más de lo normal, y para alguno es su "primera vez".
Volvemos para atizarnos el desayuno, y ya salimos los cinco para pegarnos una buena sesión de dunas. Diversión asegurada!
Teniendo en cuenta el estado de la arena, los dolores de manos de algunos de nosotros (a Trisista le diagnosticaron rotura de escafoides a nuestro regreso), que la Ténéré se calentaba un poco más de lo habitual, y la reparación provisional de la Transalp, descartamos dar la vuelta al Erg Chebbi por el río de arena que hicimos el año pasado, en la que la BMW Funduro de JokerDh perdió todos los dientes de la corona, y optamos por perrear en la piscina del hotel con unas cervezas fresquitas.
Tras una merecida siesta, nos acercamos a Erfoud por carretera para tratar de ver los pilotos del Merzouga Rallly, puesto que he quedado con Patrick Trahan en pasar a verle.
Cuando llegamos, están todas las motos en el parque cerrado, y los mecánicos trabajando sin parar.
Nos colamos en el parque y hacemos todas las fotos que podemos hasta que amablemente nos piden que salgamos de la zona restringida.
La CRF250L Rally de Patrick, o como hacerse una moto de rally divertida sin arruinarse.
El stand Yamaha, con muy pocas motos.
Había una delegación italiana muy importante con muchas motos Beta preparadas por Boano. Una de ellas pilotada por Carlos Checa.
En el parking del hotel se pueden ver algunos bichos impresionantes, esperando que sus dueños vengan a darles caña.
A continuación nos dirigimos a la zona de la piscina para cervecearnos en el bar, y nos encontramos a todos los pilotos coloreando los roadbooks para la etapa del día siguiente.
Aquí coincido con Patrick Trahan, terminando de preparar el roadbook (observese los rotuladores en su mano), y charlamos un poco. En la foto, detrás de nosotros está Laia Sanz también en plena faena.
Me invita a asistir con el al briefing que se realiza cada noche para preparar la etapa del día siguiente. Toda una experiencia ver a Jordi Arcarons dando recomendaciones a los pilotos para afrontar la carrera.
Después de una buena tarde, volvemos al hotel para cenar un Tajine de cordero.
Nos levantamos de madrugada, para recoger todas las cosas, desayunar pronto e ir a ver la salida de la última etapa del rally que se inicia a escasos kilómetros de donde estamos y va ser íntegramente por el Erg Chebbi. Para las categorías Pro, dos vueltas de 35kms cada una trepando por las dunas con un descanso de 15 minutos entre las dos. Un autentico palizón que pocas personas podrían aguantar.
Faltan pocos minutos para la salida.
Por esas dunas gigantes del fondo tienen que ir a "tó trapo".
El descanso entre la dos vueltas.
En primer plano, Carlos Checa viendo la carrera. El día anterior tuvo que abandonar por una caída.
Laia Sanz habla con el mecánico de problemas de cambio que tiene en la moto. Durante el descanso no pueden intervenir en la moto asistencias externas.
No podemos quedarnos a ver terminar la carrera, hoy tenemos que subir por carretera todo lo que podamos hacía Nador, llevamos bastante retraso acumulado.
Pero primero cruzamos unos cuantos ríos de arena hasta llegar a Erfoud, y ni los más endureros se salvan de alguna caída.
Una vez en el asfalto, nos adelantan algunos pilotos del rally que han terminado la prueba y se dirigen al parque cerrado en el hotel Xaluca.
Ya solo nos queda echar unas cuantas horas de carretera, con parada en Errachidia para comer.
Aquí el famoso túnel del legionario, aunque ya no está la placa, y que tiene unas vistas espectaculares sobre el oasis del Ziz.
Llegamos de noche a Guercif, y nos volvemos a encontrar el mismo grupo de madrileños que al principio del viaje. Están regateando intensamente en un hotel, pero no se ponen de acuerdo y se marchan. Nos han dejado medio trabajo hecho, y seguimos negociando consiguiendo finalmente un precio de algo más de 100Dh por cabeza, con parking subterraneo para las motos.
Salimos a cenar unos bocatas, y a dormir!
Estamos ya muy cerca de Nador, pero el barco sale a las 22:00, y tenemos que resarcirnos de los kilómetros de asfalto realizados ayer, así que salimos a disfrutar de un bonito bucle de pistas al sur de Guercif y Taourirt.
Aquí ya no es desierto, sino pistas forestales. Muy divertido, pero acabamos bastante cansados después de unas horas sin parar.
Un último tramo de carretera bastante chulo y revirado.
Parada para comer unos bocadillos de Kefta hechos delante nuestro.
Y llegamos a Nador con el tiempo justo para sacar las tarjetas de embarque, tomar un té, pedir bocadillos para llevar (los del barco son una kk, y caros), y realizar las tediosas formalidades administrativas. La de la aduana para las motos transcurre rápido, pero para el control de pasaportes y entregar la ficha de salida nos hacen pasar por la misma terminal que los pasajeros sin vehículo, y nos toca hacer cola un buen rato con un calor sofocante.
Pensaba que la vuelta en barco iba a ser muy pesada, sobre todo porque tarda dos horas más que la ida por las corrientes del Estrecho, pero de las ocho horas de trayecto me he pasado seis durmiendo en la butaca como un gorrino, así que casi ni me he enterado.
Una vez en Almería, nos arreamos un buen desayuno español, con sus tostadas, cafés con leche y chute de nitroso.
Por solidaridad con Manrique y su EXC 400, en lugar de volver por autovía, volvemos por carreteras nacionales y comarcales, cruzando primero el desierto de Tabernas y posteriormente subiendo por la costa. Una oportunidad estupenda para rematar el viaje por carreteras segundarias espectaculares e hincharnos a curvas.
Y aquí termina otro estupendo viaje por tierras marroquíes.
Si quereis saber más sobre las motos que han participado, la preparación que han recibido, y los problemas que han dado durante el viaje, en breve publicaré un artículo sobre cada una de ellas, estaros atentos.
Y mi KTM 640E de 1999, cuya preparación para el viaje puedes ver aquí, "preparada para dar la vuelta al mundo", y que sufrió una rotura de maneta de freno por una caída, empezó a perder un poco de aceite por el retén de salida de la caja de cambios, aunque no tuve que reponer ni una gota de aceite en todo el viaje, rotura de una sujeción del silenciador, rotura de un refuerzo del subchasis, y se perdió un tornillo del subchasis. Nada relevante teniendo en cuenta que hicimos bastantes kilómetros de pistas y a buen ritmo.
Algunos datos más, el gasto total se ha quedado aproximadamente en 600€ por cabeza.
El litro de gasolina estaba en unos 9,6Dh.
Y esta ha sido la ruta, en naranja las pistas y en azul los tramos de carretera. En total unos 1.800 km por territorio marroquí.
Teníamos previsto hacer más pistas, pero hemos sacrificado algunas para poder coger un día de descanso y charlar con los pilotos del Merzouga Rally.
Por si la crónica os ha sabido a poco, aquí tenéis la película del viaje, espero que os guste, y no olvidéis comentar!
Que viaje mas guapo!!!! algún dia me animaré a apuntarme?? espero que si...
ResponderEliminarContamos contigo para ser un mugroso más en 2016. Además, tienes la moto perfecta para estos viajes!
EliminarUn abrazo!
¡Incombustible, esa Transalp! Y además donando manetas de freno, jajaja.
ResponderEliminarBuen viaje y mejor reportaje.
Un saludo.
Gracias Mototrell!
EliminarSi que da juego la Transalp, ya va por su cuarto viaje a Marruecos offroad, y cada vez le dan más caña!
Saludos!
Muy guapo el reportaje. Te Felicito !!!!!
ResponderEliminarHe seguido tu pagina para hacer algunas modificaciones en mi 625 sxc y te doy las gracias por publicar detalles y referencias de las piezas. Me ayudo mucho y me he ahorrado mucho tiempo buscando.
Tengo muchas ganas de hacer un viaje como ese.
Eres un crack,
Muchas gracias por el comentario!
EliminarLa idea es compartir información útil para otras personas ya que yo también he aprendido mucho gracias a los artículos de otros.
La mejor manera de ayudarme es compartir los artículos que os gusten.
Saludos!
Estupendo relato,me he quedado embobado leyéndomelo todo.Me gustaría poder hacer lo mismo a lomos de mi XT 660,aunque no sé por qué asocio Marruecos a que en caso de avería no encuentres piezas específicas para las motos.Posiblemente sea por desconocimiento y no sea el caso.El riesgo bien puede valer la pena por que ya se vé que lo habéis pasado pipa.Enhorabuena!!
ResponderEliminarBueno, las piezas especificas para un determinado modelo no son fáciles de conseguir, pero si tienes una moto fiable y prevees algunos repuestos sencillos que puedas necesitar no deberías tener problemas.
EliminarAl final, lo más frecuente son los pinchazos y las roturas de cables de embrague.
Fantástico relato... lástima de perderos el tramo del Chott Tigri desde Tendrara que es el más bonito.
ResponderEliminarLas zanjas hechas por el agua supongo que eran en el tramo de Figuig hacia Mengoub. Nosotros lo hicimos en dirección contraria y anocheciendo y nos fue de poco en más de uno.
Enhorabuena!!
Gracias por el comentario Jaume.
EliminarLa semana anterior tuvieron tormentas, de ahí la presencia brutal de zanjas. Un grupo de endureros españoles nos dijo que el Chott Tigri estaba fatal, y que era casi imposible pasar. Claro que también nos dijeron lo mismo el año anterior con respecto a Remlia, y JokerDh pasó con su Funduro hecha polvo y cargada hasta arriba.
Para que te hagas una idea, al menos dos cauces tuvimos que cruzar por encima de la vía férrea, porque el camino se cortaba con paredes verticales de tres o cuatro metros, imagínate las riadas que tuvieron!