Los que sigáis este blog, sabéis que me gusta mucho hablar de personas que persiguen sus sueños hasta el final, sobre todo si hay motos involucradas.
En esta ocasión, os voy a presentar un tipo fuera de lo común, creedme si os digo que su vida ha sido fantástica.
Robert Edison Fulton. Un tipo increíble.
Su segundo nombre, Edison, se debe a que su abuelo era amigo y admirador del gran inventor Thomas Edison. Esto iba a marcar su destino.
Robert nació en el seno de una familia acomodada, y podría haberse limitado a vivir como un playboy de fiesta en fiesta y sin dar un palo al agua, pero tenía mayores ambiciones.
Tuvo la suerte que, siendo un adolescente, su familia lo llevó en el primer vuelo entre Miami y La Habana, pero también a Egipto para ver la apertura de la tumba de Tutankamón en 1923.
Estaba claro que estas aventuras le iban a marcar su destino, y con la tierna edad de 23 años, compró una moto de segunda mano, una Douglas, y tras prepararla mínimamente se fue a recorrer el mundo.
En las fotos se aprecia que no llevaba casi nada. En paises civilizados, su dinero podía ayudarle, pero en zonas remotas dependía totalmente de su fortaleza e ingenio. Incluso llevar dinero podría suponerle más problemas. La preparación de su moto incluía un pistola escondida en el cubrecarter artesanal de la moto.
Tardó 18 meses en completar su viaje, que incluyó secuestro, detenciones, tiroteos, y encuentros con mucha gente amable y acogedora que le ayudó en su viaje.
Cruzó el Himalaya y varios desiertos. Las principales modificaciones de la moto fueron un deposito de combustible trasero de gran capacidad, y neumáticos de coche que duraban más que los de moto. Apenas llevaba efectos personales, y muy poco material para acampar, lo que contrasta con los viajeros actuales que llevan montañas de material, a pesar de circular por paises que han evolucionado mucho desde el viaje de Robert Fulton y disponen de mayores comodidades.
Al llegar a su país, Estados Unidos, estuvo un tiempo dando charlas sobre su viaje, e incluso escribió un libro, One Man Caravan, que tuvo muy buenas críticas entonces, y ahora también.
Pero Robert no se conformaba con vivir de esa gloria ni de su fortuna familiar. Era un tipo que aspiraba a realizar cosas útiles para el resto de la humanidad.
Estuvo un tiempo contratado por Pan American Airways para documentar los viajes en dirigible entre Nueva York y Sudámerica o Asia.
Diseñó una avioneta que se convertía en coche en pocos minutos, pero el proceso resultó muy oneroso y vendió el proyecto a una compañia que abandonó el asunto.
A continuación creó uno de los primeros simuladores de vuelo, pero como no lo compró el ejercito americano, lo modificó para convertirlo en simulador de artillero aéreo, y esta vez si que logró que el ejercito le comprara varios.
Tras esta experiencia, ideó un sistema para que aviones militares pudieran recoger personas en tierra sin dejar de volar. Se suponía que serviría para recoger espías o militares caídos tras las líneas enemigas.
El ejercito americano le compró el sistema, aunque no consta que llegara a utilizarlo en situaciones bélicas, pero si lo desarrollaron para que aviones pudieran recoger buzos en medio del mar.
En total, Robert Edison Fulton patentó 70 inventos, y era considerado un gran fotografo. Falleció en 2004, con 95 años, y una vida increiblemente completa.
Pudo elegir vivir lujos sin esfuerzo, pero prefirió ser recordado por sus logros y sus creaciones, aunque esto le supusiera mucho trabajo y en algunas ocasiones casi la bancarrota o jugarse la vida.
Sin ninguna duda, el próximo libro que voy a comprar es One Man Caravan. Solo está en inglés, pero así practico y leo las aventuras extraordinarias de un tipo muy especial a lo largo de su viaje en moto por el mundo hace más de 80 años.
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