Uno de los placeres que permiten las motos tipo trail, es poder llegar a lugares remotos y de acceso complicado, a veces conocidos por muy poca gente.
Pueden ser zonas de naturaleza salvaje, pueblos abandonados o lugares con una historia curiosa.
Con esta entrada inicio una serie con la etiqueta de "rutas trail", rutas que requieren pasar por carreteras en mal estado, abandonadas o caminos de tierra.
En muchas ocasiones he pasado con la moto por una comarcal que une Cartagena con el puerto de Mazarrón, la RM-22, una carretera muy divertida y con bastantes curvas que recorren asiduamente los moteros de la zona en fines de semana.
Siempre que he pasado por ahí me he fijado en la magnífica cadena montañosa que da al mar, la Sierra de la Muela, y me he quedado con ganas de visitarla con más tranquilidad.
Recientemente he buscado información sobre esta zona, y he descubierto una curiosidad histórica que desconocía., unas instalaciones militares abandonadas con cañones gigantes apuntando hacía el mar.
Ahora sí, toca visita, esto no me lo puedo perder.
Desde Cartagena cogemos la RM-22. Encontrar el principio de esta carretera puede ser un poco lioso, desde el oeste de la ciudad seguimos las indicaciones hacía el núcleo urbano de Canteras, y ya iremos encaminados.
Disfrutamos de esta carretera, de sus curvas y sus vistas a la sierra y al mar en su tramo final.
Cuando ya casí estamos llegando a la bahía del Puerto de Mazarrón, a nuestra izquierda sale la RM-23, en la que no vienen indicadas las ruinas militares.
Aquí es cuando nos alegramos de llevar una moto trail o con suspensiones cómodas. Los usuarios de motos "RR" no disfrutarán mucho de esta antigua carretera militar abandonada, ni de sus agujeros y baches.
Hay que tener precaución, ya que la carretera es estrecha y a la vuelta de una curva podemos encontrarnos turistas despistados.
Seguimos la carretera hasta el final, disfrutando en el camino de las vistas. La subida es espectacular.
Vistas de La Azohía y su espléndida playa.
El valle en pleno centro de la sierra.
Se distinguen muchas pistas de tierra que unen zonas con viviendas. Al ser una zona protegida, nos informaremos con las autoridades locales sobre la posibilidad de meternos por esas pistas si queremos explorar un poco más el entorno. Desgraciadamente yo no tuve tiempo.
Ya empezamos a ver varias edificaciones militares.
Las vistas siguen siendo espectaculares.
Acabamos llegando a una barrera y un aparcamiento donde dejar la moto. El resto del trayecto habrá que hacerlo a pie y a pleno sol, así que es conveniente ir pronto y llevar protección.
Llegamos a los edificios que imitan castillos, de ahí el nombre de "Batería de castillitos". Están totalmente abandonados, aunque aún se aprecian algunos restos y los rótulos con las funciones de cada sala, resulta bastante curioso investigar dentro de algunos edificios, y descubrir, entre otras cosas, los raíles que permitían llevar obuses a los cañones.
Hay muchas instalaciones, y se aprecian otras baterías pequeñas más alejadas.
Y por fin llegamos a la gigantesca pareja de cañones.
Con escala humana se aprecia mejor el tamaño.
Estas instalaciones fantasma son muy llamativas, vale la pena visitar este trozo de historia situado en un entorno natural aún bastante salvaje.
Una vez realizada la visita, volvemos sobre nuestro pasos hasta la RM-22, y continuamos la ruta hacia La Azohía y su excelente playa, donde podremos tomar el sol, bañarnos o saborear un helado en uno de sus chiringuitos.
También podemos comer en esta localidad.
Nosotros, después de tomar sol un rato y disfrutar de un refrescante baño, decidimos acercarnos al puerto de Mazarrón, y su marina deportiva de reciente construcción, donde comimos en el restaurante Alhambra un excelente tajine marroquí por un precio muy razonable.
Ya solo queda volver a casa con nuevos recuerdos en la retina, y conociendo otra ubicación muy especial de nuestra geografía.
Cortesía Google maps |
Muchas gracias por tu aporte. Visita que haré.
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